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Motivación humana o ¿Por qué hago lo que hago?

Introducción a la motivación

El término motivación es una palabra que deriva del latín motivus, que significa: causa del movimiento. La motivación la podríamos definir como aquello que energiza a una persona hacia un objetivo y, por tanto, ejerce un efecto determinante en el impulso necesario para realizar o abandonar una acción. Así, la motivación es un estado interno que activa, dirige, suprime y/o mantiene la conducta.

Sobre motivaciones se ha escrito mucho, no únicamente desde la psicología, sino desde otras ramas del conocimiento como la Sociología, las Ciencias Políticas o la Filosofía, entre otras. Cuando hablamos de motivación, podemos distinguir entre dos tipos de modelos. Por un lado, están aquellos modelos que se basan en teorías que proponen el beneficio personal como motor motivacional principal, o el maquiavelismo, que se basa en la adquisición y mantenimiento del poder como único objetivo. Por otro lado, están aquellos modelos basados que proponen la existencia de motivaciones conscientes e inconscientes. Así, por ejemplo, algunos autores como Freud, hablan de la elección de pareja como una conducta motivada de forma esencialmente inconsciente, basado en modelos ya conocidos y que, sin embargo, racionalizamos conscientemente de mil y una forma distintas: “me conviene”, “la amo”, “me hace feliz”, etc.

La pirámide de motivaciones de Maslow

La teoría de motivación más conocida, por su sencillez y valor explicativo, es la pirámide de necesidades del psicólogo Abraham Maslow. Se trata de una disposición jerárquica de motivaciones. En la base de está pirámide se encuentran las necesidades de déficit (fisiológicas), entre las cuales destacan por ejemplo el sexo y la alimentación. Por encima se hallan los deseos de seguridad y afiliación, que podemos identificar con la estabilidad socio-económica. Finalmente, los últimos niveles de la jerarquía se centran en el crecimiento personal en forma de reconocimiento, auto-realización, y auto-actualización. Maslow establece que, para que un individuo se preocupe de satisfacer algún tipo de necesidad (esto es estar motivado), primero debe haber satisfecho las necesidades inferiores en la jerarquía. Así, por ejemplo, para que una persona se encuentre plenamente motivada en mejorar su círculo de amistades o mejorar su relación con estas, primero deberá encontrarse en una situación donde sus necesidades básicas estén satisfechas. Del mismo modo, para que alguien se dedique a la filantropía, primero deberá tener una situación personal estable a nivel socio-económico.

Según Maslow, el auto-conocimiento personal y descubrir que motivaciones dirigen nuestra conducta es un punto fundamental en el crecimiento y el cambio psicológico, y con ello es clave para procurarnos un mayor bienestar. Otros autores proponen la existencia de diferentes tipos de motivación, concretamente las:

  • Motivaciones intrínsecas (internas): se basan en el disfrute de la tarea en si misma, y existen en el fuero interno del individuo. Por ello, estas motivaciones no son siempre conscientes. Estas motivaciones están ligadas estrechamente a los intereses personales y vida emocional del individuo y, en tanto en cuanto esto es así, la actividad desarrollada bajo estas motivaciones suele ser objeto de disfrute y gozo (el juego es la actividad por excelencia motivada de forma intrínseca).

  • Motivaciones extrínsecas (externas): se basan en el objetivo último de la actividad o conducta y no en la actividad por si sola. Se trata de motivaciones generalmente conscientes y que vienen impuestas desde el exterior del individuo. La motivación extrínseca por excelencia es el premio (económico, afectivo, etc.).

Es importante tener en cuenta que la actividad o conducta que es motivada de forma puramente extrínseca no está alineada con los deseos del individuo y, por tanto, no es una actividad libre y genuina, sino que se realiza por un interés o necesidad finalista(dinero, una nota en el expediente, obtener un reconocimiento, etc.). Esto no quiere decir que no pueda haber actividades motivadas de forma intrínseca y extrínseca al mismo tiempo (por ejemplo, aquella persona que trabaja haciendo lo que le realiza a nivel personal y, al mismo tiempo, recibe una compensación económica por su labor).

Otros autores, defensores de la llamada Teoría de la Autodeterminación, proponen que la existencia de la motivación nace en base a unas necesidades, que dividen en:

Necesidad de autonomía: se trata del deseo de ser el agente responsable de la vida personal. Esto no quiere decir ser totalmente independiente de otros sino el deseo de ser responsable de las propias elecciones.

Necesidad de competencia: se basa en el deseo de control y la percepción de que uno es capaz de dirigir el resultado de una acción gracias a su maestría y experiencia, es decir, la necesidad de sentirse competente en aquello que realizamos.

Necesidad de relación: es el deseo universal de interacción y conexión con otros. Se entronca con la profunda necesidad humana de vínculo, apego y afecto.

Por último, conviene resaltar la importancia de los objetivos y metas como guías para nuestra motivación, planificación y actividad. Los autores consideran que las metas nacen de las aspiraciones, que las dividen en:

  • Aspiraciones intrínsecas: contienen metas vitales como el desarrollo personal, la a afiliación social, etc.

  • Aspiraciones extrínsecas: contienen metas relacionadas con la riqueza, la fama, el atractivo, etc.

Numerosos estudios han probado que las aspiraciones intrínsecas están asociadas a un mayor bienestar y salud. Desde AMESS trabajamos con la motivación y el empoderamiento como herramientas de salud, autocuidado y crecimiento personal.


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